Cuando el estudio avanza y se acumulan diferentes tareas (repasos, test, esquemas o simulacros) puede resultar difícil mantener una visión clara de todo lo que hay que hacer. Sin embargo, esa sensación de dispersión se reduce fácilmente con una herramienta que te permita visualizar el progreso y organizar las prioridades: el Tablero Kanban.
¿Qué es un Tablero Kanban?
El Kanban nació en el entorno industrial japonés, pero hoy se usa en todos los ámbitos, desde empresas tecnológicas hasta la organización personal.
Su objetivo es mostrar el flujo de trabajo de un vistazo, identificando en qué punto está cada tarea.
En el estudio, cada tema o bloque de ejercicios se representa mediante una tarjeta que avanza entre diferentes columnas según su estado.
Estructura básica del tablero
Un tablero Kanban para el estudio puede dividirse, de forma básica, en tres columnas principales:
- Por hacer: temas aún no estudiados o ejercicios pendientes.
- En progreso: lo que estás estudiando o repasando.
- Hecho / Revisado: temas dominados o repasados recientemente.
Puedes crear más columnas según tu necesidad (por ejemplo: “En revisión”, “Para repasar”, “Simulacros”, “Pendiente de tutoría”).
Cada tarjeta representa una tarea o subtema. En ella puedes incluir:
- Nombre del tema o bloque.
- Fecha límite o sesión prevista.
- Nivel de avance o prioridad.
- Notas o enlaces de interés.
Consejo: usa colores o etiquetas para distinguir tipos de tareas (repasos, simulacros, temas nuevos…). Así, podrás ver de un vistazo dónde necesitas centrarte.
Cómo montar tu propio tablero
1. Elige el formato: puedes hacerlo en papel (cartulina y post-its) o en digital con herramientas gratuitas como Trello.
2. Define tus categorías: decide qué columnas necesitas: no hay una única forma correcta. Lo importante es que represente tu proceso real de estudio.
3. Añade las tareas: incluye todas las pendientes, incluso las pequeñas (revisar un test, resumir un tema). El objetivo es liberar tu mente de recordatorios.
4. Actualiza el tablero cada día: mueve las tarjetas conforme avances. Esta acción genera sensación de progreso y refuerza la motivación.
Consejos útiles:
- Empieza con pocas columnas.
- Celebra cada avance.
- Evita acumular tareas sin mover.
- Usa colores o etiquetas.
- Define “hecho” (qué significa cerrar una tarea).
- Crea tareas “atómicas” (pequeñas y accionables).
- Revisa el tablero en un día y hora fijos cada semana.
- Combínalo con Pomodoro y pausas breves.
- Añade una checklist dentro de cada tarjeta (pasos clave).
Cómo usarlo para evitar la procrastinación
El Kanban te ayuda a vencer la inercia de no empezar porque:
- Permite ver las tareas fragmentadas y alcanzables.
- Evita el bloqueo ante listas interminables.
- Te hace consciente del progreso.
- Refuerza el hábito diario de organización.
Combina esta técnica con otras como la Matriz de Eisenhower (para priorizar) o el método Pomodoro (para mantener el foco).
Personaliza y aprende de tus ritmos
Uno de los mayores beneficios del Kanban es que revela tus propios patrones de trabajo:
- Qué tipo de tareas tiendes a retrasar.
- En qué momentos del día rindes mejor.
- Cuánto tiempo real te lleva completar un tema.
Con esa información podrás ajustar tus objetivos diarios y semanales de forma realista y mantener la constancia a largo plazo.


