Existen múltiples formatos de examen, y cada cual requiere distintas técnicas de resolución. La habilidad para saber responder de manera correcta cada uno de ellos es una cuestión habitualmente infravalorada, pero puede suponer una diferencia real en la nota (a pesar de poseer los mismos conocimientos, que es realmente lo que se valora en un examen).
Estos trucos no solo sirven para resolver las preguntas con una mayor certeza, sino que ayudan a que la resolución del examen sea más fluida. Por consiguiente, ofrecen un mayor control del tiempo y se evita en lo posible que afecten al examen posibles situaciones de agobio o cansancio.
Cómo hacer un examen tipo test
En los exámenes, por norma general, uno de los factores que más influye es el procesamiento de la información que conocemos. A medida que pasa el tiempo, este trabajo mental termina haciendo que la velocidad de respuesta disminuya e, incluso, que veamos las mismas preguntas de forma diferente. Teniendo en cuenta esto, podemos estructurar el examen en varias partes, dando lugar al primer consejo.
1. Primera lectura rápida
Probablemente, el truco más importante que puede marcar realmente la diferencia.
Realiza una lectura superficial de las preguntas de la prueba. No es necesario que leas todas las respuestas, debe ser un trabajo ligero que ayude a hacerse a la idea del examen. De esta forma, puedes clasificar las preguntas en cuatro tipos:
- Preguntas seguras: conoces la respuesta de forma inequívoca. Eso sí, hay que revisarlas al final como ocurre con el resto de las preguntas.
- Preguntas desconocidas: existe una posibilidad de error muy alta. Es mejor no contestarlas, ya que restan puntuación.
- Preguntas de “una vuelta”: son preguntas que puedes llegar a acertar, pero necesitas leer una o dos veces más, por si acaso. No son tan seguras como las primeras, por lo que pueden llevar algunos minutos más, pero no deben suponer un retraso en la resolución del resto de la prueba.
- Preguntas para descartar: son las que más esfuerzo requieren y aquellas que, en caso de duda, es mejor evitar contestar. Esto suele ser porque, si no se sabe contestar en un primer momento, puede que no se conozca bien la respuesta.
2. Dar varias vueltas al examen
No implica leer todas y cada una de las preguntas en cada vuelta, sino enfocarse en aquellas que más merecen nuestra atención, priorizando según el tiempo restante del examen.
Para empezar, es recomendable omitir aquellas que sabemos que son un acierto o un error seguro (preguntas tipo 1 y 2), lo que reduce bastante la cantidad de preguntas. Es preferible centrarse en aquellas que podemos llegar a acertar, especialmente si no requieren mucho esfuerzo (preguntas tipo 3). En este punto es imprescindible saber cambiar de pregunta si no se puede obtener una conclusión clara para no perder demasiado tiempo.
Una vez estén respondidas o descartadas, se puede invertir el resto del examen en intentar resolver otras que generan más duda (preguntas tipo 4) o que necesitan más tiempo para su resolución. Suelen dejarse para el final porque, generalmente, suelen tener una menor probabilidad de acierto y pueden conllevar la pérdida de puntuación.
3. No emplear la estadística
El objetivo de la prueba no es cumplir una estadística, sino evaluar los conocimientos de la persona que se examina. Estos son dos ejemplos de creencias comunes a la hora de realizar exámenes tipo test que, generalmente, suelen llevar a error:
- “Si la respuesta anterior es la A, la siguiente no puede ser la A” o “No puede haber más de dos respuestas B seguidas” (aplicable a cualquier letra).
- “Ante la duda, no elegir la opción del medio”.
4. “Todas” o “ninguna”
Este tipo de respuestas que engloban más de una opción pueden generar más duda si no se tiene la respuesta clara. Por ello, lo recomendable es aplazarlas hasta el momento que dispongamos del tiempo para dedicarles la atención suficiente.
5. Responder “por si acaso”
Regla número 1 de los exámenes tipo test: no contestar de forma definitiva si la respuesta no es segura.
Ante la duda, es mejor no responder ya que una pregunta en blanco no suma, pero tampoco resta.
6. Negación en el enunciado
En ocasiones, cuando se hace una lectura rápida o no se presta la suficiente atención, puede que no se identifiquen elementos que invierten el sentido de la pregunta.
Un truco sencillo es revisar si cualquier punto de la pregunta contiene un “No”. Por ejemplo, “Señale cuál de los siguientes derechos NO queda incluido en los mecanismos de protección establecidos en el art. 53.2 CE”.
Estas negaciones pueden aparecer de varias formas en diferentes lugares, por lo que es importante leer y comprender las preguntas.
7. Revisión final
- Repasa las respuestas: la clasificación de las preguntas que se hace en la primera lectura rápida ayudará a priorizar unas sobre otras, agilizando así el tiempo invertido en esta tarea.
- Comprueba que cada respuesta corresponde con su pregunta: puede ocurrir que, debido a la presión de la prueba, se conozca la respuesta pero se produzca un descuido al plasmarla sobre el examen.
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